Las oficinas abiertas están de moda desde hace ya bastante tiempo, son las reinas de la practicad y solo necesitamos un espacio abierto donde instalar varios módulos con todo lo necesario para ser productivos. Sin embargo, tiene sus contras y te contaremos lo que deberías saber antes de construir una oficina abierta.
Fueron creadas para reducir espacio en empresas que se encontraban en expansión, en este sentido no podemos negar que a medida que nuestra empresa comienza a creer y necesitamos más colaboradores enfrentamos la tarea de encontrar un espacio adecuado para cada uno sin que afecte las finanzas de la empresa.
Otro punto a favor de este tipo de estructura es que fomenta la comunicación entre los colaboradores y gracias a eso aumenta la productividad, porque sin movernos del asiento podemos intercambiar ideas con nuestro vecino, pedir material de trabajo e incluso tener una charla casual.
Pero… ¿Qué pasa cuando la hipercomunicación hace su entrada triunfal y comienza a estorbar los objetivos de la empresa?
Llegamos a las desventajas, lo que deberías saber antes de construir una oficina abierta.
Las distracciones
El ser humano vive por los estímulos del ambiente, es imposible que podamos concentrarnos cuando alguien se para detrás de nosotros a ver nuestro trabajo, a pedir un favor o incluso contar un chiste fuera de lugar. Cuando estamos en una oficina abierta y escuchamos saludos o percibimos que alguien pasa lo normal es que nuestra atención se desvié, de igual manera cuando escuchamos las conversaciones entre colegas de un puesto cercano.
En una oficina abierta los estímulos pueden ser demasiados y no todos saben como manejar apropiadamente la hipercomunicación que brinda el nuevo ambiente, en estos casos es común ver a empleados con audífonos solo para aislarse de las conversaciones que nacen en estos espacios abiertos.
Perdida de la privacidad
Existen momentos de agotamiento extremo y necesitamos parar e incluso existen personas que tienen un ritual diario para enfrentar el trabajo, comen o hacen uso del sanitario frecuentemente por salud, se despojan de los zapatos, hablan sobre el trabajo que hacen mientras lo ejecutan, micro momentos de distracción en Facebook por ejemplo, y miles de cosas que son propias de cada individuo.
Una oficina abierta sin la mínima privacidad somete a cada individuo a un nivel de estrés adicional al propio de su actividad laboral, lo que dificulta el bienestar del empleado en su área de trabajo, muchos se sienten desnudos ante anta visibilidad que solo produce un rechazo la nueva estructura de trabajo y en lugar de querer quedarse hasta tarde, querrá salir lo mas rápido posible.
Vigilancia extrema
Los empleados que pasaron de tener oficinas privadas a cubículos en oficinas abiertas declaran que son interrumpidos con mayor frecuencia que antes, ademas de estar en constante estado de ansiedad al sentirse vigilados por el jefe y los compañeros de trabajo.
Ciertamente esta situación es la que todo jefe desea, mantener el control sobre los subalternos con solo pasa la mirada sobre el salón, sin embargo a nivel emocional crea un estado de tensión perjudicial para el empleado que se reflejara en la productividad.
Ausentismo laboral
Que pasaría si tenemos un empleado con síntomas de gripa que por supuesto ha venido a cumplir con su deber diario, seguramente estaremos más que satisfechos por el compromiso demostrado, pero también nos enfrentamos a un problema mayor que la ausencia de un empleado, la propagación de enfermedades.
En una oficina abierta la mayoría de las enfermedades respiratorias y virus pasan de un cubículo a otro cual si fuera memorándum o un esfero, en estos casos aumenta la probabilidad del ausentismo laboral e incluso la frecuencia y la cantidad de empleados ausentes.
No es que en una oficina tradicional está posibilidad se encuentre descartada, pero es mas fácil mantener un virus fuera del alcance de la mayoría de los empleados para no afectar así la productividad.
La solución